A lo largo de este semestre he llegado a darme cuenta de lo importante que es desarrollar habilidades del pensamiento, no solo he aprendido información académica, sino que también he empezado a entrenar mi mente para pensar de manera más crítica, creativa y lógica. Estas habilidades no solo me sirven para resolver problemas en clase, sino que son esenciales en mi vida diaria y en mi futuro.

En las actividades me di cuenta de la importancia de organizar el tiempo, no dejarla para el final y dejar acumular todos los proyectos y tareas asignadas porque luego el tiempo no siempre da abasto para todo. A veces, por no planificar adecuadamente, termino corriendo contra el reloj, lo que genera estrés y reduce la calidad de mi trabajo. Además, al acumular todo al final, me siento abrumada y eso afecta mi concentración. Aprendí que la clave está en establecer un calendario o una lista de prioridades, distribuyendo las tareas de manera equitativa a lo largo de la semana. De esta manera, puedo dedicarle tiempo a cada actividad sin tener que sacrificar otras.
Me di cuenta que en los trabajos en equipo, la comunicación es esencial. Sin una buena comunicación, las ideas no fluyen de manera adecuada y es fácil que surjan malentendidos o confusión. La comunicación no solo se trata de hablar, sino también de escuchar activamente. He aprendido que es importante estar abierto a las ideas de los demás, ya que cada miembro del equipo aporta algo único.
De este semestre me llevo tanto lo positivo como lo negativo. Para mí, es fundamental no solo enfocarme en los aspectos positivos, sino también en las dificultades que surgen durante mi proceso de aprendizaje. Las experiencias negativas, son valiosas porque me impulsan a reflexionar sobre lo que puedo hacer mejor y cómo puedo evitar cometer los mismos errores en el futuro